Alberto Fernández aprovechó el sol de justicia que ayer por la mañana caía sobre Barcelona para denunciar que el equipo de gobierno llame "zona verde" a patios interiores del Eixample como el del número 64 de la calle de Girona, donde "apenas hay dos arbustos y cuatro bancos de diseño a pleno sol". Según el candidato popular, éste es uno de los ejemplos del "urbanismo especulativo de Joan Clos", y propuso ajardinar 75 interiores de manzana del Eixample.
No le faltaron a Fernández calificativos negativos para describir el modelo de ciudad que han construido los socialistas desde su llegada al poder. "Elitista" y "entregada a los ricos y especuladores" fueron algunas de las palabras que utilizó el candidato popular, quien a su vez intentó erigirse ante los periodistas en ferviente defensor de lo que llamó "urbanismo social". Tampoco tuvo reparos, sin embargo, en criticar la defensa de las políticas socialdemócratas que ha hecho el candidato de CiU, Xavier Trias, en los últimos días.
En contraposición a la Barcelona que quieren Clos o Trias, Fernández habló de la necesidad de aplicar un urbanismo "mediterráneo" y de preservar el modelo que proyectó para el Eixample Ildefons Cerdà frente "al modelo de Clos". El candidato del PP recordó que el actual gobierno municipal "ha vendido una extensión de suelo público equivalente a 16 manzanas del Eixample".
Después de su encuentro matutino con la prensa, Alberto Fernández emprendió su primer paseo electoral por los alrededores de la calle de Enric Granados. En los poco más de veinte minutos que invirtió en esta tarea, Fernández tuvo la ocasión de hablar con amigos, fervientes votantes, ciudadanos menos convencidos e incluso algún grupo de jóvenes que no dudó en proferir algún que otro insulto contr el candidato del PP por su apoyo incondicional a la guerra de Irak.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 10 de mayo de 2003