La SER fue escenario del único debate relevante que habrá en estas elecciones. Pla y Camps. Dos candidatos y un solo President verdadero. Un debate auténtico, con réplicas, con interrupciones, con tiempo muy limitado. Enhorabuena. A partir de ahora los candidatos sólo se verán, que no enfrentarán, en la TV del régimen.
Pla situó a Camps ante el espejo de la realidad que no es como Camps la cuenta: empleo con estadísticas falsificadas, con precariedad, inestable, inseguro. Proyectos públicos improductivos, megalómanos, carísimos y ruinosos. Sanidad pública, servicios públicos en declive. Niños en barracones escolares. Promesas incumplidas para la asistencia domiciliaria a los ancianos, para las amas de casa, para los discapacitados. Investigación, desarrollo tecnológico, por debajo de la media española que es la más baja de Europa. Camps exigía ideas concretas. Pla se las dio.
A Camps no le gustó la imagen reflejada. Ceñido a su guión de campaña repitió espasmódicamente la monocorde jaculatoria: Pla tensa, Pla crispa. El PSOE es el partido de la tensión y la crispación, frente a la tranquila, serena, plácida visión y acción de la política que él, ellos representan. Aznar, el pequeño emperador vallisoletano, no existe, los antidisturbios no han apaleado a manifestantes. Los que se oponían a la guerra han recibido todo el respeto que cabe esperar de un gobierno democrático, sereno y tranquilo. Y la Comunidad Valenciana, que es conocida, respetada, orgullosa y admirada únicamente desde que ellos gobiernan, avanza en marcha triunfal, alegre y faldicorta.
Segundo Bru es portavoz del PSOE en las comisiones de Economía y Presupuestos del Senado
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 10 de mayo de 2003