Joan de Diego Herranz murió el 9 de mayo a los 87 años, en Barcelona, la ciudad que lo vio nacer en el popular barrio obrero de Fort-Pius. Trabajó de oficinista durante su juventud hasta que llegada la Guerra Civil se enroló en el Ejército Popular en defensa de la República.
Tras refugiarse en Francia, fue hecho prisionero por los alemanes y formó parte del primer convoy de españoles que llegó al campo de concentración nazi de Mauthausen, el 6 de agosto de 1940, junto con 390 deportados más, donde permaneció cuatro años y nueve meses y llegó a ser uno de los supervivientes que más tiempo resistieron.
Después de trabajar en la terrible cantera, como la mayoría de los republicanos españoles, fue destinado a las oficinas de la administración interior del campo gracias a sus conocimientos elementales de la lengua alemana. Desde este lugar, colaboró significativamente en la red de resistencia interior del campo, contribuyendo a salvar vidas.
Una vez liberado el campo de concentración, residió en París y Perpiñán, y volvió a Barcelona por primera vez después de la muerte de Franco, donde se instaló definitivamente en el año 2001.
Su compromiso en la defensa de la memoria de los deportados republicanos hizo que en el año 2002 donase al Museo de Historia de Cataluña su documentación, entre la cual destacan las listas de los republicanos muertos en Mauthausen, confeccionada por otros compañeros de deportación.
En reconocimiento a su trayectoria tuvo un cargo honorífico en l'Amicale Mauthausen francesa y fue uno de los principales protagonistas en el acto de homenaje a Montserrat Roig, organizado por la Amical de Mauthausen el año 2001 en el Palau de la Música Catalana de Barcelona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de mayo de 2003