Los veteranos etarras Raúl Ángel Fuentes Villota y José María Zaldua Korta, Aitona, han comunicado a la dirección de la banda su deseo de abandonarla por "cansancio", según documentos recientemente incautados en Francia a ETA. Ambos, además, se han intercambiado cartas en las que, en tono de más confianza, manifiestan que quieren marcharse por "la falta de estrategia" de la banda, según fuentes de la lucha antiterrorista. Sin embargo, ninguno renuncia a sus planteamientos ideológicos.
El abandono, adelantado por el diario Abc, fue calificado ayer por el ministro del Interior, Ángel Acebes, como un signo más del "deterioro real y eficaz" de la banda por "la acción del Estado de derecho". Acebes subrayó que "es cierto que hay más desánimo, desorganización y desorientación en la banda terrorista".
El anuncio de retirada es un hecho que no se producía en ETA desde que en 1986 lo hizo Dolores González Catarain, Yoyes, luego asesinada por sus compañeros. El miedo que extendió este crimen es el que hace que Zaldua y Fuentes hablen de cansancio, sin cuestionar demasiado a la banda. El hecho es especialmente significativo por tratarse de dos veteranos. Zaldua Korta, nacido en Guipúzcoa el 17 de diciembre de 1949, está en la jefatura del aparato logístico de la banda, en la que ingresó alrededor de 1977.
Liberado en 2002
Tras haber buscado refugio en los años 80 en Francia, Argelia y Uruguay, regresó a Francia. Como experto en la fabricación de explosivos, ascendió rápidamente a la cúpula logística. El 19 de abril de 2002 fue detenido en Francia, pero fue liberado en mayo al entender el Tribunal de Pau que sus delitos por los que España pedía su extradición habían prescrito. Está acusado de haber perpetrado, entre 1978 y 1986, 15 asesinatos.
Fuentes Villota, por su lado, nació el 1 de enero de 1965 en Bilbao. Entró en ETA en 1990 y al año siguiente se incorporó al comando Matalaz, pero fue detenido en junio de 1991. Al agotarse el periodo máximo de cuatro años en prisión preventiva, fue puesto en libertad en junio de 1995. Tras la ruptura de la tregua, se le situó en la capital de España como miembro del comando Madrid. Se le adjudican cuatro asesinatos.
Los servicios antiterroristas afirman que cada vez son más las quejas de veteranos por la falta de estrategia de la nueva dirección etarra y por la forma de actuar de los jóvenes reclutados de la kale borroka. Los más jóvenes que aspiran a entrar en ETA también se quejan de que no son atendidos debidamente y de que no se fían de ellos. Algunos han vuelto a sus casas porque ETA no les ha facilitado medios de vida en Francia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de mayo de 2003