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Crítica:FERIA DE VALENCIA | LA LIDIA

Un torero llamado Palazón

Temple, gusto y pureza en un novillero llamado Francisco José Palazón. Le añaden a todo ello un valor sereno y consciente, sangre fría se llama eso, y el resultado es un torero de pies a cabeza. No le importó la flojera de su primero, ni la mansedumbre protestona del sexto, para componer dos faenas de un clasicismo impropio en estos tiempos en los que corre tanta vulgaridad. Un novillero, en fin, que apunta un toreo excepcional. Y también con el capote brilló de manera especial en el toreo a la verónica.

También clásico Joaquín Mompó en su primero, que embistió algo remiso. La faena tuvo empaque y ceremonia, pero le faltó más remate en el toreo con la izquierda. Mucho genio desarrolló el quinto, con el que Mompó se echó un pulso para ganar en parte una batalla que perdería definitivamente después de matar al novillo de 15 descabellos.

Yerbabuea / Sánchez, Mompó, Palazón

Novillos de Yerbabuena, correctos y manejables. Raquel Sánchez: silencio y ovación. Joaquín Mompó: vuelta y silencio tras aviso. Francisco José Palazón: vuelta y oreja. Plaza de Valencia, 11 mayo. Un cuarto de plaza.

A Raquel Sánchez le vinieron grandes sus dos novillos. Su primero fue de los más manejables, pero la novillera no se centró en una faena despegada y sin confianza. En parecido son actuó con el cuarto.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 12 de mayo de 2003