Muchos lectores le agradecerán que por fin alguien haya puesto números -y me temo que también límite- al presupuesto de Esperanza Aguirre para estas elecciones (3.700 millones de euros). No era fácil poder valorar tamañas inversiones (siete hospitales siete, 60 kilómetros más de metro, nosecuántas mil viviendas para alquiler...), máxime si, como se supone, tendremos que seguir con déficit presupuestario cero patatero y, por tanto, el coste de oportunidad nos obligaría a despedirnos de alguna otra prebenda social ya conseguida.
Para doña Esperanza, el "progreso" -acostúmbrense a esta palabra- es sinónimo de máquinas que construyen kilómetros y kilómetros de túnel de metro, hospitales, carreteras o viviendas. Esta concepción lineal de la modernidad, si se fijan un poco, ha sido también el núcleo político del "progreso" del señor Gallardón y es la piedra angular del programa del PP.
La operativa, el funcionamiento y los resultados de los programas es lo de menos. Total, en este país nunca se evalúan los resultados desde una perspectiva social. Aquí basta con enunciar el problema y esbozar la solución. El resultado es lo de menos, ya que nadie se ocupará de averiguar si somos socialmente eficientes. Adelante, señora Aguirre, por prometer que no quede. Y tranquila.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 12 de mayo de 2003