La alcaldía de Alicante, tras ocho años de gobierno absoluto del PP, podría pasar a manos de la izquierda. El dato no ha pasado desapercibido al líder de los conservadores valencianos, el ministro de Trabajo Eduardo Zaplana, que ha hecho de la ciudad su hábitat durante la precampaña. Entre el acto de proclamación del candidato a la Generalitat, Francisco Camps, y la apertura de campaña, ambos celebrados en Alicante, por la capital han desfilado una larga nómina de ministros -el Día de la Mujer Trabajadora, un auténtico desembarco: cinco ministros arroparon a Zaplana-. El PP atribuye esta pertinaz lluvia de ministros al afán del partido por explicar su gestión. Los sondeos que maneja no son favorables: el alcalde Luis Díaz Alperi ha aparcado su particular método, basado en el cuerpo a cuerpo, y se ha lanzado a la arena, con un inusitado despliegue de mítines y cartelería.
En la provincia Alicante, el peso de la capital en las autonómicas no es tan relevante como en las otras dos capitales de provincias. Será determinante el voto de Elche y de las ciudades medias, informa David Cerdán. La clave en Elche pasa por la división del PP, cuyo colofón fue la dimisión del candidato inicialmente propuesto, Emilio Cano, en favor de Rafael Ramos. El PSPV recela de las posibilidades del PP y, para evitar morir de éxito, ha desplegado una intensa campaña para movilizar a su electorado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de mayo de 2003