La UE no está dispuesta a excluir a Yasir Arafat del nuevo proceso de paz en marcha con la Hoja de Ruta. El alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Javier Solana, anunció ayer desde El Cairo su decisión de entrevistarse con el líder palestino, pese a la postura contraria defendida por Israel y Estados Unidos, que preconizan y practican la política de aislamiento del presidente de la Autoridad Nacional Palestina. "Nuestra intención es hablar con todos los interlocutores palestinos, y Arafat es uno de ellos", aseguró Solana.
Solana realizaba estas declaraciones a la prensa pocos minutos después de que se entrevistara en El Cairo con el presidente egipcio Hosni Mubarak, en la primera etapa de un viaje de una semana que le llevará a Israel, territorios palestinos, Jordania, Arabia Saudí, Siria y Líbano.
Las palabras de Solana anunciando su intención de entrevistarse con Arafat suponen un reto y un desacuerdo con la política de Estados Unidos, en perfecta sintonía con Israel, sobre el presidente palestino, oficialmente calificado de "irrelevante". En su lugar se recomienda el diálogo con un único portavoz: el nuevo primer ministro, Abu Mazen.
Un portavoz palestino confirmó ayer que la primera reunión entre Abu Mazen y el primer ministro israelí, Ariel Sharon, tendrá lugar este viernes. No será la primera entre los dos políticos, pero sí desde que Abu Mazen fue nombrado para el cargo.
La posición de Solana respecto a Arafat está respaldada por todos los países árabes, incluidos los más proclives a EE UU, como Egipto, que ayer defendía el liderazgo y la legitimidad del presidente palestino. El ministro de Exteriores egipcio, Ahmed Maher, afirmó: "Continuamos reconociéndole como el dirigente del pueblo palestino".
El encuentro de Solana con Arafat no es una anécdota. Es el primer punto de desacuerdo importante entre Europa y EE UU sobre la forma de aplicación de la Hoja de Ruta y el tono a utilizar con Sharon, defensor a ultranza de la política de aislamiento de Arafat. La posición de Sharon es tan obcecada que ha llegado a anunciar que no se entrevistaría con aquellos que se reunieran con el presidente en Ramala.
Con este gesto de desafío Solana se prepara para dar el relevo a Colin Powell en su misión de paz en Israel y en los territorios palestinos. Está previsto que el representante europeo llegue hoy a Jerusalén procedente de El Cairo, en donde coincidió ayer durante unas horas con el secretario de Estado norteamericano. Ambos volverán a encontrarse dentro de unos días en Ammán.
En El Cairo, Powell ha presionado a israelíes y palestinos para que den pequeños pasos prácticos para aplicar la Hoja de Ruta. "Si no comenzamos con asuntos como la seguridad, el terrorismo, y la mejora de las condiciones de vida de los palestinos, no alcanzaremos jamás un punto desde el que tratar las cuestiones más difíciles que tenemos por delante", afirmó el secretario de Estado, que se reunió en la capital egipcia con Mubarak y Maher.
Powell ha dejado tras de sí en Jerusalén a un equipo de colaboradores para gestionar y controlar la puesta en práctica del plan de pacificación. Entre sus miembros se encuentra David Satterfield, un alto responsable del Departamento de Estado, que ayer empezó a trabajar en su misión, al entrevistarse con el director general de la oficina del primer ministro israelí, Dov Weissglas.
Los hombres de Powell serán los encargados de que los gestos de buena voluntad solicitados por EE UU a Israel se hagan realidad, facilitando la puesta en marcha de la Hoja de Ruta. Entre sus escasos logros está la puesta en libertad de 100 presos palestinos, la mayoría trabajadores que habían entrado clandestinamente en Israel. En Israel hay 6.000 presos palestinos.
El equipo trabajaba ayer para lograr el levantamiento del asedio del Ejército israelí sobre algunas zonas palestinas, como había prometido el día anterior el ministro de Defensa, Saul Mofaz. La medida no llegó a ponerse en práctica. Al contrario, Gaza y algunos puntos de Cisjordania sufrieron uno de los cierres más herméticos y contundentes de los últimos dos años y medio. El puesto fronterizo de Eretz estuvo cerrado para los palestinos y también para los extranjeros, incluidos representantes y empleados de las organizaciones internacionales, de las ONG y periodistas.
Las autoridades israelíes tampoco cumplieron ayer las promesas a Powell de que permitirían que volvieran a trabajar a Israel 25.000 operarios palestinos, la mayoría procedentes de Gaza, que desde hace dos meses no pueden acceder a sus empleos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de mayo de 2003