Los residentes en los números 52, 62 y 64 de la calle de Colombia y 101-B, 103 y 111 de la avenida de Alfonso XIII de Madrid venimos denunciando desde hace meses las consecuencias de las concentraciones de jóvenes al anochecer y de madrugada de los fines de semana, en particular los viernes, en la pequeña rotonda/fondo de saco de uso público que cierra el final de la calle de Colombia.
En dichas reuniones se hace consumo abundante de bebidas alcohólicas y de otras sustancias en medio de griterío, disputas y acciones varias de gamberrismo que generan uso inadecuado y desperfectos en el mobiliario urbano de la zona financiado con dinero público, así como una notable suciedad al arrojarse directamente al suelo botellas, bolsas, papeles, plásticos, desperdicios e inmundicias orgánicas varias, tal y como los servicios de limpieza comprueban continuamente.
Dicho vergonzoso espectáculo de adolescentes ebrios, además, da lugar al deterioro del mobiliario urbano público y a la degradación de la zona. Han sido múltiples las llamadas a la Policía Municipal y varios los escritos al concejal de Chamartín. Pero no se adopta medida eficaz alguna y la situación vuelve a repetirse semana tras semana. Todo ello supone una continua y sistemática violación de la reciente Ley de la Comunidad de Drogodependencias (vulgarmente Ley Antibotellón), que prohíbe el consumo de alcohol en la vía pública. ¿Es admisible que los poderes públicos no velen por la debida aplicación de las leyes?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de mayo de 2003