El Gobierno de Israel comenzó a poner en práctica ayer la congelación de los acuerdos adoptados hace una semana en la cumbre de Sharm el Sheij. En contra de la recomendación habitual a sus tropas de guardar la sangre fría, el Gobierno ordenó ayer a sus soldados que disparen contra cualquier palestino, civil o militar, que esté armado. El Ejecutivo de Ehud Barak ordenó el cierre del aeropuerto palestino de Gaza, aunque después pactó su reapertura para hoy, mientras la Autoridad Palestina convocaba a la población para que realice marchas de protesta contra el aislamiento ante los puestos militares. Paralelamente, Estados Unidos ha puesto en estado de alerta a parte de sus fuerzas desplegadas en el golfo Pérsico para prevenir atentados terroristas.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de mayo de 2003