Marbella, que conozco por ser autóctono, se distinguió siempre por ser una población acogedora y entrañable. Últimamente se le reconoce por su conducta amoral y su frivolidad. A pesar de ello, no somos pocos los que nos preocupamos por tener una vida digna conseguida mediante un trabajo honrado y queremos una educación para nuestros hijos que les permita aspirar a una vida igual o mejor que la que hemos tenido. Pero ello resulta muy difícil cuando las Administraciones públicas nos ponen zancadillas.
El Ayuntamiento de Marbella se ha afianzado en una política de propaganda, poniendo palmeras; una política de crecimiento incontrolado, eliminando espacios verdes y de equipamiento, y en una política de especulación a corto plazo, que impide el desarrollo homogéneo y controlado de la ciudad. A la vez, la Junta de Andalucía, se ha encaminado hacía un cumplimiento de la LOGSE cuyo único significado es cumplir los plazos, para ello en el próximo curso han decidido escolarizar a los niños de tres años, aunque esto agrave el ya lamentable hacinamiento que padecen los alumnos de secundaría en centros que carecen de los requisitos mínimos establecidos en la LOGSE: Biblioteca, Laboratorio, Aula de Música, etcétera. Benditas elecciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de mayo de 2003