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PATÉ DE CAMPAÑA | ELECCIONES 25M | Comicios municipales en Cataluña

Clos y el garbí

Sigo viendo cosas que vosotros, extraterrestres, no podríais imaginar.

Ayer mismo, un centenar de personas, entre las que se contaba el menda, inauguró la famosa plaza del Fòrum. Como lo oyen. Esa plaza, en cuya programación se confía para llevar hasta el Besòs a cinco millones de espectadores, ha tenido desde septiembre pasado cuatro directores: el cineasta Manuel Huerga, la gestora Dolors Blanch -estuvo en el cargo dos meses: en la actualidad se responsabiliza del área de promoción-, el productor Cuqui Pons y ahora el periodista Eric Hauk, si es que sigue en el puesto desde la última vez que hablé con él, el viernes pasado.

Ayer saltó a la pista un quinto director, éste en calidad de espontáneo. El níveo Clos -se diría un alcalde todo de algodón- escogió ese espacio de vértigo -por las indecisiones en los nombramientos, más que por las descomunales dimensiones físicas- para presentar su programa de cultura (ver a la compañera Blanca Cía en la página 7). Quién dijo miedo: a Clos, navegante intrépido, no le asustan los mares procelosos. Y si Jaume Pagès formulaba la semana pasada el deseo de que el Fòrum permaneciera al margen de la campaña electoral, ahí estaba el presidente del Consorcio del 2004 con la gorra de candidato a la reelección dando un mitin sobre lo bien que ha llevado la cultura el Ayuntamiento de Barcelona. Embolica que fa fort.

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Bibliotecas y centro cultural del Born aparte, Clos hizo un sólido argumentario de por qué la reforma urbanística forma parte de los propios contenidos del Fòrum que Pagès haría bien en escuchar (siempre puede pedir que le pasen la cinta). "Aquí estamos en lo que será un espacio público sobre una depuradora de aguas", destacó. "Y allí detrás está la planta incineradora, y más allá la térmica. Todos estos equipamientos ya no los podemos instalar 15 kilómetros más arriba o más abajo, hemos de convivir con ellos". Cumbre de la Tierra de Río manda.

La manera de discursear de Clos se diría también toda ella de algodón: nebulosa, de límites imprecisos. Pero de vez en cuando hay que convenir que proporciona buenas imágenes. Por ejemplo, cuando el alcalde repasó la "manera especial" que Barcelona tiene de abrazar el mar -una vez superado el odio freudiano que le tenía en época predemocrática- a través de sus ramblas: la Porta de la Pau al final de La Rambla, el Port Olímpic al cabo de la calle de Marina, la playa de la Mar Bella al final de la rambla del Poblenou y ahora el Fòrum al final de la rambla de Llull.

Soplaba un garbí sostenido que levanta en derredor una polvareda ambarina. "Éste es un viento que gira con el sol", declaraba el alcalde, en exclusiva para este diario. La metáfora estaba servida: demasiados cambios de dirección en esta plaza, demasiado polvo molesto y sin sustancia enturbiando la visión de futuro. Y sin embargo la nave va: dice un compañero del diario, navegante como Clos, que el garbí es uno de los mejores vientos de la zona para hacerse a la mar.

Ayer muchos de los asistentes al mitin descubrían las obras del Fòrum, quedaban pasmados por su potencia y convencidos de que el evento saldría adelante de una u otra manera. Entre ellos, el patrón de Focus, Daniel Martínez, a pesar de que aún no ha firmado el contrato del espectáculo inaugural de verdad, el que dirigirá el ex furero Hansel Cerezo el 9 de mayo de 2004 en ese mismo sitio. Cabe suponer que el contrato de ayer sí lo había firmado: Focus se encargaba de la producción del mitin, del mismo modo que por Sant Jordi montó en la plaza de Catalunya la carpa para dar a conocer el Fòrum a la ciudadanía.

Pero el níveo Clos parece estar muy por encima de tan minúsculos aconteceres y muy metido en su propia metáfora. Concluido el parlamento, los apretones de manos, los canapés y las cervezas, el alcalde y los periodistas se embarcaban junto al Besòs en el Orson, un catamarán de grandes dimensiones, rumbo al Port Olímpic. No les seguí: preferí quedarme con la imagen desde tierra del candidato empuñando la rueda del timón, un clásico ya de las elecciones barcelonesas. El barco trazó una elegante curva y enfiló la bocana del puerto de San Adrià. Este patrón parece haberse conchabado con el garbí.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de mayo de 2003