La inflación ha caído hasta el 3,1% en abril respecto de un año antes, seis décimas menos que en marzo, la tasa más baja de los últimos 12 meses. Éste es un buen resultado, pero no deja mucho margen al optimismo. La reducción se produce gracias a los componentes más variables, como los carburantes y los alimentos, y eso explica que la denominada inflación subyacente (que excluye esos dos grupos de productos) se haya acelerado hasta el 3,3%. Los problemas se han centrado en el sector servicios (viajes organizados y hoteles), con una subida del 4%, y en algunos bienes industriales (vestido). La subida en abril respecto de marzo ha sido del 0,8% y, de ella, seis décimas responden al vestido, mientras que los carburantes han restado algo más de dos.
Los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) sitúan la inflación española en un nivel de resistencia en torno al 3%, cuando el objetivo del Gobierno para el año es el 2%. El 3,1% en que ha subido el índice de precios al consumo (IPC) en el último año es un buen resultado si se compara con el 4% con que cerró 2002, pero deja un poso de desánimo cuando se entra en detalles.
En relación a marzo, la subida es del 0,8%, inferior al 1,4% del mismo mes del año anterior. Desde ese punto de vista, es también un buen resultado. El problema es que esa corrección se produce gracias a los productos más volátiles; es decir, los más imprevisibles porque son menos sensibles a la competencia o a la evolución de la demanda.
Es el caso de los alimentos frescos y de los productos energéticos. En el 0,8% de subida mensual del IPC, 0,23 puntos se explican por la caída de los carburantes y lubricantes (bajada del 4,2% respecto de marzo), 0,05 puntos por otros combustibles (caída del 12,3%) y por las bajadas en alimentos como el pescado fresco y congelado (descenso del 1%) y la carne de ave (1,4% de caída) entre otros menos relevantes.
Bajo presión
Combustibles y alimentos han sido, precisamente, los dos grupos de productos que han explicado las tensiones en los precios de los últimos meses, con la tasa de inflación en cotas del 4%. Ahora el precio del petróleo ha bajado y los alimentos han tocado techo. El resto del IPC, que incluye los precios de los servicios y de los bienes industriales no energéticos, los más difíciles de moderar sin políticas decididas, sigue bajo presión.
Así se refleja en la denominada inflación subyacente, que elimina del índice general los precios de la energía y de los alimentos frescos, para analizar las tendencias de fondo. Este índice se aceleró nada menos que un 1,3% en abril respecto de marzo, hasta el 3,3% en los últimos 12 meses, y se coloca otra vez por encima de la inflación general (3,1%).
Ese núcleo duro de los precios se encuentra en algunos bienes industriales como el vestido y el calzado y algunos servicios como los relacionados con el turismo. Nada demasiado nuevo, si no es porque el problema engorda cada mes. De los 0,8 puntos de subida del índice general, seis décimas tienen su explicación en las prendas de vestir, con una subida mensual del 9,3%.
Los comerciantes han irrumpido en la temporada de verano y han finalizado las rebajas de invierno con esta descomunal subida, pese a que la demanda está deprimida. Es un aumento incluso superior al que se produjo el pasado año por las mismas fechas (7,1%) y por este motivo la tasa anual se ha acelerado casi dos puntos, hasta el 5,9%. ¿La explicación? Posiblemente, un efecto marketing que lleva a los consumidores en época de vacas flacas a comprar en rebajas y éstas parecen mayores cuanto más alto es el punto de partida.
El otro foco del problema se ha situado en abril en el sector del turismo. La razón es estacional: este año, la Semana Santa cayó en el mes de abril, mientras que el pasado se fijó en marzo. El 0,8% del IPC mensual refleja así el impacto de los viajes organizados (subida del 9,1%, respecto de marzo e impacto de casi una décima en el índice general) y de los hoteles (6,8%), mientras que los restaurantes, bares y cafeterías han evolucionado más moderadamente (0,3%).
Si se analizan los últimos 12 meses en el sector del turismo, el aumento es muy importante en viajes organizados (11,6%, frente a una caída del 1,3% en marzo) y en hoteles (del 0,7% en marzo al 6,2% en abril) y algo más moderada en restaurantes, bares y cafeterías (del 4,6% al 4,3%). El sector se queja de que el IPC actual no recoge suficientemente las ofertas de última hora en el sector, por lo que trabaja con el INE para cambiar la metodología.
El conjunto del sector servicios es el que más problemas da al IPC. Después de rozar el 5% durante todo el pasado año, había conseguido bajar del 4% en los primeros meses de 2003, pero en abril ha vuelto a esa cota. La subida respecto de marzo es del 0,7% y en el último año, del 4%; cuatro décimas más que un mes antes. Este mal resultado se produce a pesar de que capítulos como el teléfono ha bajado un 0,2% en el mes y un 2,7% en el último año, tres décimas más que en marzo.
La justificación del Ministerio de Economía, en palabras de su número dos, Luis de Guindos, es que la demanda española está más fuerte ("por encima del 2%, frente al 0,5% de otros países europeos") y eso justifica que el diferencial de inflación con la zona euro se mantenga en torno a un punto. En abril, la estimación para la zona euro es un IPC del 2,1% y un 3,2% para España (datos armonizados), por lo que el diferencial se habría reducido a 1,1 puntos, dos décimas menos que en marzo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de mayo de 2003