Vladimiro Montesinos, el que fuera asesor todopoderoso del presidente Alberto Fujimori y jefe de su temible servicio de espionaje, se refugió ayer en Panamá, donde recibió asilo, tras abandonar Perú durante la noche como un fugitivo y contra su voluntad. El Gobierno de Panamá anunció en la tarde de ayer que Montesinos se encontraba en el país, que había solicitado asilo y que el Ejecutivo había accedido a ello a petición de varios presidentes latinoamericanos y del secretario general de la OEA, el colombiano César Gaviria.
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Vladimiro Montesinos, el que fuera asesor todopoderoso del presidente Alberto Fujimori y jefe de su temible servicio de espionaje, se refugió ayer en Panamá, donde recibió asilo, tras abandonar Perú durante la noche como un fugitivo y contra su voluntad. El Gobierno de Panamá anunció en la tarde de ayer que Montesinos se encontraba en el país, que había solicitado asilo y que el Ejecutivo había accedido a ello a petición de varios presidentes latinoamericanos y del secretario general de la OEA, el colombiano César Gaviria. Días atrás, el Gobierno panameño había rechazado cualquier posibilidad de dar cobijo al temido asesor de Fujimori. Fuentes del Gobierno del país centroamericano señalaron que Panamá representa sólo una escala temporal en la huida de Montesinos y que su refugio final será el norte de África. Las mismas fuentes citaron Marruecos o Túnez como posible destino de Montesinos. El ex asesor de Fujimori fue trasladado a medianoche, en helicóptero, desde la sede del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) hasta la base de aviación de la Fuerza Aérea de Lima, desde donde voló precipitadamente hacia Panamá. La crisis peruana mantiene abiertos, sin embargo, muchos interrogantes. El más importante es el referido a las condiciones en que se permitió la salida de Montesinos, ya que el Gobierno de Fujimori no informó al respecto. Lo que está fuera de toda duda, según los analistas peruanos, es que el hasta ayer jefe del espionaje peruano no tendrá que rendir cuentas a la justicia por el soborno de congresistas, la guerra sucia contra la oposición o los asesinatos de adversarios en los que ha sido implicado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de mayo de 2003