El discurso de Aznar pone los pelos de punta. Así lo escribí hace una semana cuando aún el presidente del PP no había acentuado sus crispadas frases y mensaje excluyente de que o España prospera con ellos, con la derecha más rancia, o esto se hunde. En Andalucía, la cúpula del PP sigue los mismos pasos. Teófila Martínez y Antonio Sanz serán más duros en los próximos días. Tienen sobre su mesa un adelanto de varias encuestas. No son buenas para el PP, que sólo mantendría las alcaldías de Cádiz y Huelva, pero con importante descenso.
Que Aznar esté haciendo de estas elecciones un referendo personal puede tener un elevado coste en Andalucía, donde se le recuerda el decretazo y la permanente oposición de su Gobierno a atender las transferencias solicitadas por la Junta. Los andaluces, Prestige e Irak, aparte, no han perdido la memoria, por mucho que Javier Arenas, en sus escasas comparecencias en Andalucía, siga con su discurso de encantador de serpientes. Peor es aún Teófila Martínez, preñada de un permanente discurso en el que sólo existe Manuel Chaves como el exclusivo mal de Andalucía. La única alegría de Teófila es que el brujo de Rafael Álvarez Colunga la piropee de la forma que lo ha hecho. Teófila, eres la mejor; la más conocida. Y la más alta y la más guapa. Genio y figura éste Lele.
En muchos ambientes del PP no gusta el mensaje de Aznar. La España negra con la que nos amenaza, si gana la izquierda, sólo cala en las mentes más retrógradas. No extraña, pues, que muchos candidatos del PP tengan que hacer esfuerzos, a veces ridículos, para intentar llegar a los votantes. Candidatos que tienen que luchar por convencer de que son buenos, saben trabajar, son honrados, tienen programa y además contrarrestar la tendencia a la baja del PP. La fiebre asiática por inaugurar, tal y como escribía un irónico e incisivo analista, Alfonso Vázquez, en La Opinión de Málaga impulsa a que se inaugure todo lo que se mueve, o se ve, excepción hecha de la Catedral. Discrepo. A este paso, Francisco de la Torre se monta la segunda torre, de forma virtual, la bendice y la inaugura. Un voto es un voto. Y Paco Cascos revoleteando Málaga. Peligro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 16 de mayo de 2003