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Crítica:

Pasen y disfruten

Siete maneras de torear, siete personalidades y su tauromaquia se ha planteado Antonio Caballero en su libro. Que son un número con "rancio prestigio cabalístico, y que se usa para todo: los siete pecados capitales, los siete días de la semana, los siete niños de Écija, los siete orificios del cuerpo humano".

Escrito con prosa burbujueante y precisa. Se introduce en el mundo de cada uno de los toreros que ha elegido y que admira en diferente grado, y considera que son "pilares" en el arte de la tauromaquia, que a su vez son siete "conceptos" propios. Y Antonio Caballero los enfoca y disecciona con desparpajo, relacionando a cada torero con los mitos clásicos y el movimiento histórico en el que están instalados o del que son herederos. Siete ensayos de estética taurina sugerentes y dinámicos.

LOS SIETE PILARES DEL TOREO

Antonio Caballero. Espasa. Madrid, 2003. 223 páginas. 22,85 euros

Rafael de Paula es el "duende negro de la hondura", que tiene un misterio y sabe decirlo, al que los dioses o la divinidad le inspiran. "Y por eso hace lo que quiere, y sopla donde quiere, o se abstiene de soplar". José María Manzanares es el toreo natural, porque él mismo es parte de esa naturaleza. César Rincón es definido como torero cual "héroe" para un pueblo, cuya naturaleza es ser y poder. Joselito representa el romanticismo, y es hijo de tal época, y su moral, un "pájaro solitario" que hasta dormido debe amoldar su cuerpo a la suerte que esté fraguando. Enrique Ponce es la "perfección", un modernista de tanta facilidad que puede irritar por sí misma, la pulcritud en la regularidad. Manuel Díaz, El Cordobés, es analizado como una "teoría de la alegría", la fiesta sin dramatismo interpretativo, en donde el recurso de lo bufo es legítimo, además de ser origen de las suertes del toreo. José Tomás es el espíritu en estado puro, místico auténtico, "niño autista", como un "ejercicio de perfeccionamiento espiritual del iniciado".

Y para superar la mágica cifra se incluye como epílogo un breve exordio de El Juli, que queda como "suma y sigue". De un torero cuya referencia no podía faltar en el momento de hablar de toreros de marca registrada del siglo XX. En definitiva, un ensayo, el de Caballero, en donde cultura y toros van de la mano. Pasen y disfruten.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 17 de mayo de 2003

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