España pagó la mala tarde de su principal estrella: Jurado. El hasta ayer mejor jugador del torneo, el medio centro del Real Madrid, estuvo por debajo de sus posibilidades, tal vez exhausto tras cinco partidos en 11 días. No dirigió con su habitual maestría a España, que, por si fuera poco, perdonó la vida a su rival en media docena de ocasiones clarísimas, sobre todo en la primera parte, cuando estaba más fresca. En la segunda resultó un querer y no poder. Portugal fue mejor en las dos áreas. Supo lo que quería: replegarse con mucha gente y hurgar a la contra en el punto débil español, la defensa. Fue, en suma, más madura. Y conquistó su quinto título europeo de la categoría.
PORTUGAL 2 - ESPAÑA 1
Portugal: Felgueiras; Dias, Veloso, Ricardo, Tiago Gomes; Coimbra (Curto, m. 70), Machado, Ribeiro de Sousa (Moutinho, m. 77); Vieirinha, Joao Pedro (Bruno Gama, m. 52); y Saleiro.
España: Adán; Ruz (César, m. 72), Sánchez, Arzo, Raúl; Sisi, Bergara (Xisco, m. 63), Jurado, Silva; Cases (Tébar, m. 48); y David.
Goles: 1-0. M. 20. Ribeiro Sousa deja botar el balón y empalma un zurdazo cruzado desde el borde del área al que no puede llegar Adán. 1-1. M. 41. Centro de Sisi desde la izquierda que cabecea a gol David. 2-1. M. 43. Ribeiro Sousa, de falta desde el pico del área derecha.
Árbitro: Novo Panic (bosnio). Amonestó a Dias y Arzo.
8.498 espectadores en el estadio Fontelo de Viseu.
España trató con denodado esfuerzo de parecerse a sí misma. Pero le faltó fútbol
En cualquier caso, el equipo español no empaña la prometedora y sorprendente generación de futbolistas que ha enseñado Santisteban durante el campeonato. Chicos de una calidad extraordinaria que pronto saltarán a los primeros equipos. Muchachos como Silva, Jurado, Cases, David, Raúl... que ayer pasaron por ese trago amargo pero necesario que significa una derrota de este tipo.
De las figuras españolas, sólo la zurda del valencianista Silva estuvo a su altura de su reciente y bien ganado prestigio. Llevó peligro casi todo lo que hizo. Pero se sintió poco acompañado. Y acabó por no ser determinante como lo sería el número 10 de Portugal. La inspiración de Ribeiro Sousa, que se disfrazó de Maradona, llevó por la calle de la amargura a España con sus disparos. El primero, un zurdazo inapelable, potente y justo al poste. Espléndido. Si bien en el segundo, una rosca colocada pero suave, sí pudo hacer más el portero Adán, al que se le encogió el brazo. Después, eso sí, el guardameta del Real Madrid, de tan sólo 16 años, se resarció con dos buenas estiradas.
España trató con denodado esfuerzo de parecerse a sí misma. Pero le faltó fútbol. Al menos ese fútbol tan bien trazado de las anteriores jornadas. En busca de la jugada soñada cada noche, el media punta Cases se empeñó en driblarse a toda la defensa portuguesa antes de que su disparo se fuera lamiendo el poste. Así empezó la segunda parte el combinado español, con ganas de comerse el mundo. Y a la siguiente jugada, un centro de Sisi era, por fin, cabeceado a gol por David, el sexto tanto del delantero del Atlético de Madrid en el torneo. Parecía el momento de empezar a disfrutar, pero, de inmediato, otra vez Ribeiro Sousa, con esa izquierda deliciosa, apuntilló anímicamente a los españoles, que ya lo intentaron sin pensar adecuadamente. Sin la energía necesaria. El árbitro añadió el partido cinco minutos, pero España había llegado demasiado desgastada al final.
En el encuentro por el tercer y cuarto puesto, Austria se impuso ayer a Inglaterra (1-0) con gol de Pirker.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 18 de mayo de 2003