Es evidente que la gestión económica debe ser lo más clara y transparente posible. Luego, como cualquier servidor público, y como ocurre en el caso de los funcionarios, los sueldos deben estar homologados. Igual que un profesor gana lo mismo en Granada que en Huelva, lo mismo debe ocurrir en el caso de los alcaldes, añadiéndole algún factor corrector, por ejemplo, el de la cantidad de población.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de mayo de 2003