Cuando el señor Zaplana asumió la cartera de trabajo, sospechábamos que no soltaría tan fácilmente las riendas de la Comunidad Valenciana. El tiempo nos ha dado la razón y él mismo nos muestra constantemente sin ningún disimulo quién lleva la batuta, transmitiéndonos la sensación de que aquí nada puede funcionar sin su permiso ni nada se puede hacer sin su beneplácito.
Su constante presencia en los medios se ha incrementado, con motivo de la precampaña y campaña hasta lo empalagoso, eclipsando sin ningún pudor al presidente actual y al candidato oficial, a quienes trata como subordinados que se alegran al recibir una palmadita en la espalda de vez en cuando, para que no haya ninguna duda de quién manda. Así que a estas alturas, si el PP gana en la comunidad, ya sabemos todos quién seguirá gobernando. Roguemos para que, al menos, en el futuro, su feudo no se extienda al resto de España.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de mayo de 2003