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Crónica:FÚTBOL | 34ª jornada de Liga

El empuje de Morales levanta al Osasuna

Todo cambió en apenas un minuto. Durante el primer tercio del partido, Osasuna fue el de siempre, inseguro, con poca mordiente y demasiadas dudas. El Betis se aprovechó de las facilidades ofrecidas y se adelantó con un gol tan injusto como previsible. Una remontada parecía imposible para un equipo con tantos problemas para materializar sus ocasiones. Pero entonces llegó Chengue Morales y se zafó del férreo marcaje de Filipescu por primera vez en todo el partido y el encuentro cambió de rumbo. El ariete uruguayo impidió con su corpulencia que Prats atrapase un pase desde la derecha y Moha sólo tuvo que rematar el balón suelto.

Los navarros se crecieron con el gol. Desarrollaron una fase de juego brillante, con mucha verticalidad y presencia de los extremos, casi olvidados hasta ese momento. Morales volvió a superar al central rumano y Luis Fernández tuvo que zancadillearle para evita el gol. El penalti lo transformó Puñal y el Betis se diluyó ante el aluvión de fútbol de Osasuna. La alegría y el desparpajo que tanto se habían echado de menos durante toda la Liga estallaron en veinte minutos brillantes.

OSASUNA 2 - BETIS 1

Osasuna: Sanzol; Izquierdo, Cruchaga, Josetxo, Antonio López; Alfredo, Puñal; Rivero (Palacios, m. 63), Valdo, Moha; y Morales (Aloisi, m. 75).

Betis: Prats; Tais (Casas, m. 46), Juanito, Filipescu, Luis Fernández (Benjamín, m. 81); Joaquín, Ito, Arzu, Assunçao (Varela, m. 46), Fernando; y Alfonso.

Goles: 0-1. M. 27. Juanito cabecea un córner botado por Assunçao ante la pasividad de la defensa. 1-1. M. 31. Moha se aprovecha de una salida en falso de Prats y marca de vaselina. 2-1. M. 40. Puñal, de penalti.

Árbitro: Pérez Pérez. Amonestó a Assunçao, Puñal, Filipescu, Antonio López, Josetxo, Alfonso, Arzu, Cruchaga y Aloisi. Expulsó a Casas por roja directa (m. 70).

16.644 espectadores en El Sadar.

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Los sevillanos capearon como pudieron el temporal y Víctor Fernández aprovechó el descanso para variar el sistema. Sin embargo, poco pudieron hacer sus pupilos para salir de la continua presión rojilla.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de mayo de 2003