Las organizaciones extremistas palestinas parecen haberse confabulado para acabar con la dinámica de diálogo abierta por el nuevo Gobierno del primer ministro Abu Mazen y para impedir que la Hoja de Ruta sea aceptada por Israel. Una kamikaze de Tubás perpetró ayer el quinto atentado suicida en un espacio de 48 horas, matando a tres personas e hiriendo a una treintena. Esta nueva acción terrorista, que tuvo lugar poco después de otra sin víctimas en Gaza, podría acelerar la deportación de Yasir Arafat, según dio a entender el titular israelí de Defensa, Saúl Mofaz.
La autoría de este quinto atentado fue reivindicada por la Yihad Islámica y las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, que incluso identificaron a la suicida. Heba Daragme, de 19 años, se convertía así en la cuarta kamikaze de la Intifada y la más joven de una letal cadena cuyo primer eslabón lo constituyó Wafa Idris, del campo de refugiados de Al Amari. Natural de la localidad de Tubás, al norte de Cisjordania, la terrorista detonó su cinturón explosivo en la entrada del centro comercial Emakim de la ciudad de Afula, a la que probablemente se desplazó desde Yenín.
La actuación del guardia de seguridad, que impidió su entrada en el edificio, evitó lo que podría haberse convertido en una matanza, confirmó el portavoz de la policía, Gil Kleiman. Aun así, la explosión causó la muerte a tres personas y dejó heridas a 30. De éstas, ocho en estado grave, algunas de las cuales tuvieron que ser evacuadas al hospital Ramban de Haifa.
El atentado siguió a otro ataque suicida registrado a primera hora de la mañana junto al asentamiento de Kfar Darom, en el centro de la franja de Gaza. En este caso, el método empleado por un joven del movimiento islamista radical Hamás fue una bicicleta, con la que se abalanzó contra una patrulla militar. La deflagración del artefacto que llevaba en la mochila le provocó la muerte instantánea e hirió levemente a tres soldados.
Esta letal serie, que comenzó en Hebrón durante las horas previas a la entrevista entre el primer ministro israelí, Ariel Sharon, y su homólogo palestino, Abu Mazen, continuó en Jerusalén y concluyó ayer en Afula. Estos atentados podrían haber reactivado la cuenta atrás de una eventual deportación de Yasir Arafat. El titular israelí de Defensa, Saúl Mofaz, aprovechó una conferencia en la Universidad de Tel Aviv para amenazar con la expulsión al presidente palestino.
A pesar de que el propio Sharon desautorizó el día anterior a dos de los miembros de su Gabinete, afiliados además a su partido, que abogaron por expulsar a Arafat en represalia por los dos atentados de Jerusalén, Mofaz expresó su apoyo a esta medida. "Si Arafat continúa obstaculizando el proceso de paz y Abu Mazen demuestra voluntad para combatir a las organizaciones terroristas, no nos quedará más alternativa que expulsarlo", dijo. La intervención fue criticada por el nuevo ministro palestino de Exteriores, Nabil Saath, que acusó a Mofaz de utilizar a Arafat como un chivo expiatorio de su propia incapacidad.
Anoche, Abu Mazen dio a conocer los nuevos altos cargos de la policía palestina coincidiendo con esta ola de atentados suicidas. Un comunicado emitido por el Ministerio de Interior afirma que los nombramientos tienen por objeto "lograr la seguridad de los residentes, proteger los derechos de los ciudadanos y mantener la ley". Mahmud Asfur fue designado jefe de la policía civil y Abdel Hya Abdel Wahed jefe de la defensa civil. El comunicado agrega la designación de un nuevo jefe de la academia de Policía y de los comandantes de cada una de las provincias de Cisjordania y la franja de Gaza.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de mayo de 2003