Le preguntaron en cierta ocasión a Puccini sobre las diferencias entre su Manon Lescaut y la de Massenet, las dos inspiradas en la novela del abate Prévost. Según el compositor italiano, Massenet sentía "a la francesa, con sus pelucas y minuetos, mientras yo siento a la italiana, con pasión desesperada".
Con pasión desesperada cantó Daniel Dessi la célebre escena Sola, perduta, abbandonata del último acto, poniendo los pelos de punta por su dramatismo poético y sus aires de vieja escuela. Fue una gran noche la de la soprano italiana, como también la del tenor Fabio Armiliato. La representación sevillana de Manon Lescaut tuvo en el apartado vocal sus mejores bazas.
La orquesta comenzó titubeante, pero se fue hacia arriba, sobre todo desde el magnífico intermedio entre el segundo y el tercer acto, hasta redondear una actuación muy satisfactoria en conjunto. En cuanto a la puesta en escena, procedente del teatro Massimo de Palermo, pasó sin pena ni gloria. Ni siquiera desprendió el encanto propio de los montajes antiguos, aunque tuvo a su favor el no ser pretenciosa. Representación de ópera que mira hacia atrás desde el envoltorio, representación de ópera con grandeza desde el acercamiento vocal. Sevilla cierra su temporada con mérito. El público lo agradeció, estallando en una explosión de palmas por bulerías, esa demostración rítmica de alegría tan genuinamente sevillana.
Manon Lescaut
De Puccini. Con Daniela Dessi, Fabio Armiliato, Marcel Vanaud, Enzo Capuano y Maite Arruabarrena. Orquesta Sinfónica de Sevilla. Director musical: Steven Mercurio. Director de escena: Pierfrancesco Maestrini. Teatro Maestranza, Sevilla, 19 de mayo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de mayo de 2003