"Los horarios actualmente establecidos sirven. Porque el problema que estos locales plantean a los vecinos no es de horarios, sino de ruido. Lo que tenemos que erradicar son las molestias que pueden causar durante las horas de sueño. Por eso, en lo que vamos a ser absolutamente exigentes es en el aislamiento acústico y en el respeto a la normativa".
"Se trata de llegar a una convivencia pacífica entre los que quieren divertirse y los que quieren descansar. Si los jóvenes cobran conciencia de que su ocio no tiene por qué ser una actividad molesta para los demás, esa convivencia se puede alcanzar sin modificar los horarios".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de mayo de 2003