El Consejo de Administración de Telefónica nombrará esta tarde a César Alierta como presidente de la compañía en sustitución de Juan Villalonga, quien previamente tiene previsto presentar la dimisión. Se cierra así una prolongada crisis entre el primer ejecutivo de la principal empresa española y el Gobierno, que lo nombró para el puesto en junio de 1996. El nombramiento de Alierta, consejero de la operadora y presidente de la tabacalera Altadis, ha sido pactado entre el Gobierno y los accionistas de referencia (BBVA y La Caixa).
La salida de Villalonga pone punto final a un deterioro de sus relaciones con el Gobierno y con el propio presidente José María Aznar. El distanciamiento comenzó pocos meses antes de las elecciones generales de este año, cuando se difundió que Villalonga se había adjudicado opciones sobre acciones de Telefónica por unos 3.000 millones de pesetas. Aznar fue acusado de enriquecer a sus amigos, y el presidente reaccionó pidiendo a Villalonga, sin éxito, que renunciara a las opciones. El mes pasado, además, la Comisión Nacional del Mercado de Valores abrió una investigación sobre la compra de opciones sobre acciones de Telefónica por parte de Villalonga. La investigación, cerrada por la CNMV en 1998, fue reabierta coincidiendo con unas declaraciones de Aznar en las que éste manifestó que el órgano regulador debía actuar a la vista de algunas noticias sobre el supuesto uso de información privilegiada por parte de Villalonga. La salida de Villalonga le supondrá una compensación superior a los 5.000 millones, según fuentes de la operadora. César Alierta, que mantiene una estrecha relación con el vicepresidente Rodrigo Rato, fue nombrado presidente de Tabacalera (hoy Altadis) poco después de llegar el PP al Gobierno, al igual que Villalonga al frente de Telefónica.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de mayo de 2003