Para clausurar su temporada de conciertos extraordinarios, las Juventudes Musicales de Madrid decidieron echar una cana al aire para ofrecer a la audiencia un programa populista a la americana. Excelente el grupo de intérpretes, o sea, las hermanas Katia y Marielle Labèque, nacidas en Bayona y formadas con la histórica Lucette Descaves (París, 1906-1993), unidas al percusionista y compositor Colon Currie (Luxemburgo, 1976), al último Barreto de la música cubana y al electrónico live, Dave Maric. Además de la admiración por la pareja de pianistas, las Labèque cuentan con la simpatía de nuestro público de toda edad, al que ahora ofrecieron pentagramas de Gershwin (los bellos tres preludios en arreglo para dos pianos, de Irvin Kostal, del propio Dave Maric, inglés de Bedford pero de origen griego y bosnio, que nos hizo conocer su Exile). La obra, escrita para las Labèque el año pasado, se mueve con soltura en el mundo mixto del virtuosismo a doble teclado, la percusión y los sonidos y transformaciones de la electroacústica. Fue bien tocada y recibida.
Conciertos de Juventudes
Musicales Dúo Labèque, pianistas; C. Currie, J. Barreto y D. Maric, percusiones, teclados y electrónica. Obras de Gershwin, Currie y Bernstein. Auditorio Nacional. Madrid, 20 de mayo.
En fin, la celebérrima West Side story, de Leonard Bernstein, en una selección de 15 números adaptados para el grupo por Kostal, dio en la diana del gusto por el musical estadounidense, esto es, la particular y globalizadora asunción de la opereta y la comedia musical más conocida entre nosotros a través de la pantalla cinematográfica que en directo. Ante los aplausos a estas dos grandes amigas de nuestras Juventudes y sus expertos colaboradores, fueron necesarias algunas propinas: un tango estilizado de autor italiano y el bolero Quizá, quizá, quizá, ecos de otro tiempo que se resiste a huir.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 22 de mayo de 2003