Han pasado seis meses desde el hundimiento del Prestige, unos meses desde la guerra de Irak, y en estos momentos parece que todo se haya solucionado, pero no es así, estos gobernantes han sabido muy bien hacer uso del dicho: ojos que no ven, corazón que no siente. En Galicia siguen sufriendo las consecuencias del chapapote; en Irak las consecuencias de la invasión de la coalición EE UU, Inglaterra y España.
El gobierno ha hecho oídos sordos de las multitudinarias aclamaciones de la gente en la calle y dice que las playas gallegas están limpias, los pescadores vuelven a su trabajo, los iraquíes han sido liberados y pueden jugar al fútbol aunque no tengan la mínima asistencia sanitaria... Hay una forma para que nuestras voces se escuchen y ahora es nuestra oportunidad porque cada cuatro años nuestros representantes no tienen más remedio que pedirnos que los votemos. Es momento de darle a cada cual lo que se merece, agámonos oír.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de mayo de 2003