En uno de los espacios que las televisiones públicas ceden a los partidos políticos para que inserten su publicidad con motivo de la campaña electoral he tenido ocasión de ver lo siguiente: un chico joven y sonriente, vestido con un impoluto mono de trabajo, mira a la cámara y dice: "Yo pido poco". Tras esto, la voz en off añade algo así como "con nosotros se han creado nosecuántos (no recuerdo la cifra, pero era alta) miles de puestos de trabajo". Efectivamente, han adivinado: ese poco al que se refiere el joven es ni más ni menos que un puesto de trabajo. Y sí, también han adivinado: esa publicidad es del PP.
Resulta curioso que hasta insconscientemente ellos mismos se retraten cuando hablan de su política laboral: el joven del mono sólo pide un puesto de trabajo. Me temo que le va a dar igual que su jornada sea draconiana, su estabilidad contractual, inexistente, y su salario, mísero. Porque al fin y al cabo, "él pide poco".
Señores del PP: el trabajo es un derecho de todos nosotros, y también tenemos derecho a aspirar a que nuestro trabajo sea digno, estable y justamente remunerado. Y los derechos, en democracia, se tienen, no se piden, aunque ustedes crean que son poco.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de mayo de 2003