José María Aznar salió a las 0.30 al estrado que el PP montó en la fachada de su sede y el millar de jóvenes que le esperaban corearon "¡presidente!, ¡presidente!, ¡presidente!". Y también "¡nooooo te vayas, nooooo te vayas!". Y Alberto Ruiz-Gallardón le abrazó, le dio una palmada en la espalda y le dijo algo al oído.
Aznar agradeció a los militantes el "ejemplo de civismo y moderación" que habían demostrado en la campaña y se metió de nuevo en la sede, arropado por los besos y abrazos de Ana Botella, Esperanza Aguirre y Rodrigo Rato.
La jornada en la calle Génova se había vivido con la misma tensión que una final de fútbol. A las ocho y media no había nadie en la sede nacional del PP. Victoria Salvador, que lleva varios lustros vendiendo banderas y conoce a Alberto Ruiz-Gallardón desde pequeño, no encontraba respuesta a lo que pasaba: "Otros años, a las siete y media ya habíamos vendido muchas, ya estaba la calle llena de gente. Pero no sé, la verdad es que no sé que habrá pasado. Y la cosa es que hace mucho frío".
Génova se quedó vacía. Bueno, vacía no, llena de coches. "A las ocho se supone que iban a cortar el tráfico", comentaba Adrián Alba, de 18 años, otro vendedor de banderas y ceniceros del PP, sobrino de Victoria, apostado en la misma acera que la sede del PP. Llegaba de vez en cuando algún anciano y le preguntaba que cómo iban las encuestas. "Los mayores dicen que lo que pasa es que los jóvenes votan sin cabeza y que esta vez han votado muchos jóvenes. Y es verdad, yo lo sé por mis amigos. Como todos viven bien, les da igual que salgan unos u otros".
Abajo, a las nueve menos diez llegaba el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, el hombre que consiguió ganar durante tres mandatos con mayoría absoluta. Pero sólo había unas 20 personas para aplaudirle, la mayor parte mayores de 50 años, y algún joven con bandera de España anudada al cuello. Manzano declaró que había que estar tranquilos y esperar, que en las elecciones de 2000 las encuestas a pie de urna fallaron.
Pero fue salir Javier Arenas en la tele anunciando que en la ciudad de Madrid ganaba el PP por mayoría absoluta y la calle se empezó a llenar de jóvenes que coreaban los himnos de España y de Estados Unidos. "¡Al bote, al bote, Simancas el que no bote", cantaban. Y "¡se nota, se siente, Gallardón presidente", "¡las chicas del PP qué buenas que están, tarirorirori...!", "que viiiiva España!".
El fantasma de la guerra había sobrevolado por la calle de Génova desde primera hora de la tarde. Había camarógrafos de televisión dentro y fuera de la sede con camisetas en las que se veía la cara de José Couso, el cámara de Tele 5 muerto por un disparo de un tanque estadounidense en el hotel Palestina, y la leyenda "José Couso asesinado" o bien "queremos una respuesta". Los incondicionales del PP que habían llegado a las ocho a la puerta de la sede de Génova aseguraban que aunque se perdiera en Madrid, la actitud de José María Aznar en la guerra había sido la correcta. Y al final, en la calle, los jóvenes del PP corearon el himno de Estados Unidos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de mayo de 2003