La marcha atrás del Ayuntamiento de Alicante en la contratación de más agentes en la plantilla de Policía Local ha dejado uniformados y en la calle a seis de sus aspirantes. Los hechos fueron denunciados ayer por el Sindicato Profesional de la Policía Local (SPPL). "Despedidos antes de ser contratados", dice Pedro Soriano, portavoz de la organización.
La historia se remonta a hace dos meses, cuando la Comisión de Gobierno del Consistorio aprobó el 30 de abril la incorporación de siete nuevos efectivos. Los afectados, de 19 a 23 años, figuraban en el cupo de agentes que no lograron aprobar las oposiciones el pasado año, pero que pasaron a integrar la bolsa de empleo. Los llamados a incrementar la plantilla policial fueron sometidos a las pruebas preceptivas, entre ellas la revisión médica. Uno de los siete fue apartado al no superar las indicaciones sanitarias. El resto cumplía todos los requisitos.
Una vez superados los trámites, sólo restaba tomar medidas a los aspirantes con el propósito de uniformarles. Mientras los trámites burocráticos avanzaban, los aspirantes apuraban sus últimos días hasta incorporarse. Sin embargo, quince días después de su admisión, los seleccionados recibieron una llamada que les advertía de que las plazas ya estaban cubiertas. El concejal de Seguridad dijo ayer que el problema no es de su competencia y el de Recursos Humanos no estaba localizable, según el gabinete de prensa municipal.
Según Soriano, el Ayuntamiento cubrió los puestos con efectivos que entraron en la oferta de empleo público por el proceso de movilidad. La explicación que desde el Ayuntamiento se adujo fue: "No hacen falta porque los que han entrado por movilidad ya son suficientes". La respuesta dejó perplejos a los afectados, ya que dejaba en la calle a los seis seleccionados. Cuatro de
ellos prestaban labores como agentes locales interinos en los municipios de Xàbia y Sant Joan d'Alacant, de donde se dieron de baja para acceder al nuevo puesto, continúa el representante sindical. Dos de ellos han logrado reincorporarse a su anterior empleo. Peor suerte han corrido los otros dos, quienes han pasado a engrosar las listas del paro. Los afectados prefieren mantener el anonimato.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de mayo de 2003