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LA POSGUERRA DE IRAK

Nuevas emboscadas contra tropas de EE UU

El Ejército empieza a retirar armamento pesado y se dedica a tareas como pintar escuelas

Dos soldados estadounidenses murieron ayer en una nueva emboscada en la localidad de Faluga, situada unos sesenta kilómetros al este de Bagdad, donde se han producido numerosos enfrentamientos con las tropas de ocupación. El lunes otro soldado murió en un ataque en Hadithah, a 160 kilómetros al noreste de Bagdad. "Existen todavía bolsas de resistencia, aunque la situación mejora día a día", señaló ayer el capitán David Connely, uno de los responsables de la oficina de relaciones públicas de la coalición. A pesar de ello, se ha producido un cambio en los 140.000 soldados desplegados en Irak.

Poco a poco, el armamento empleado en la invasión, como carros de combate y artillería, va siendo reemplazado por vehículos ligeros. Aunque se ha retrasado su vuelta a casa, la 3ª División de Infantería va dejando poco a poco Irak, mientras llegan la 1ª y la 4ª División. "El material pesado que utilizamos en la guerra es cada vez menos necesario una vez que han acabado las operaciones de combate. Llegarán más ingenieros, policías militares, médicos", agregó el capitán Connely.

Las dificultades para controlar un territorio tan grande como Irak no sólo han quedado demostradas en la ola de criminalidad, sino en los incidentes de los últimos días, auténticos ataques de guerrilla, que anoche fueron reivindicados por un supuesto Sadam Husein en una dirección de Internet (www.middle-east-online).

El lunes, un soldado murió cuando un convoy de ocho vehículos del Tercer Regimiento de Caballería Mecanizada sufrió un ataque con "armas ligeras, lanza granadas y ametralladoras" en Hadithah, según el Ejército. También el lunes una mujer perdió la vida cuando efectivos de la policía militar respondieron a un ataque con granadas en la capital. El mismo día, una patrulla desplegada en el norte fue atacada con lanza granadas. Y ayer, en Faluga, resultaron muertos dos soldados y nueve heridos. Murieron dos atacantes.

Los responsables de relaciones públicas del Ejército intentan dar poca importancia a esto e insisten en la prioridad que se ha marcado el nuevo administrador estadounidense, Paul Bremer: la seguridad.

En la capital, los soldados de la 3ª División de Infantería están siendo apartados de los controles y de la vigilancia y se dedican a todo tipo de labores civiles, desde pintar escuelas, sobre todo aquellas que tienen las paredes cubiertas con elogios a Sadam, hasta la retirada de basuras o bombas. La vigilancia está, sobre todo, a cargo de la 1ª División y de unidades de caballería. Mientras, la presencia de la policía militar se va reforzando.

En junio está previsto que acaben de incorporarse los 4.000 efectivos anunciados por Bremer, pero ya están trabajando en Bagdad los dos principales asesores estadounidenses que tratarán de mejorar la seguridad: Bernie Kerrick, un ex comisionado de la policía de Nueva York, y su segundo, Jim Steele, un ex coronel que tiene una empresa de seguridad en Tejas. Vestido de civil, pero con una imponente pistola en el cinturón, Steele señala que "la seguridad va mejorando". Lo que nadie quiere responder es cuánto tiempo se quedarán en Irak. El lunes, el teniente coronel Greg Julian sonrió cuando fue cuestionado sobre el asunto. "Nos quedaremos tanto tiempo como sea necesario para que los iraquíes puedan hacerse cargo de su país y ni un minuto más", dijo. Naturalmente, no dio ningún plazo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de mayo de 2003