La Premiership inglesa -creada en 1992 y auspiciada por los grandes clubes- está al fondo de las apetencias de los 12 clubes que se niegan a aceptar las tesis de los 22 equipos de Segunda A y los ocho de Primera, aunque este grupo se vio reducido ayer a 28 tras la deserción del Murcia y Valladolid.
Ahora mismo, todos los clubes forman parte de la Liga Profesional, que agrupa a la Primera y la Segunda División A. En el contrato de televisión, cada club firmó individualmente el acuerdo con las empresas audiovisuales. Pero, hay otras parcelas que se reparten de forma común: los ingresos de las quinielas (unos 50 millones de euros anuales) y los derivados del patrocinio (unos 18 millones). La Primera recibe el 60% de estas cantidades. La Segunda, gracias a su mayoría numérica en la asamblea, logró pasar del 30% al 40% en el reparto.
Los grandes clubes, agrupados en el G-12, se consideran dañados por la composición de la asamblea, que favorece a los equipos pequeños y a los de Segunda A. En el G-12 son numerosas las voces que claman por la Premiership a la española: una Primera División que negocie sus contratos al margen de la Segunda División, por lo que el reparto del dinero será más abundante al distribuirse entre muchos menos equipos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de mayo de 2003