José Ramón Solar Ferro, de 50 años, jefe de la expedición española, se podría haber encontrado este sábado en Noja (Cantabria) con los amigos de las partidas de bolos o de las cenas de los sábados. Solar vivía en Burgos pero todos los fines de semana viajaba en su coche hasta Noja para reencontrarse con sus hermanos, los amigos de la juventud y la infancia y su anciana madre. A ella sólo le han dicho que su hijo, hijo también del carnicero ya muerto del pueblo, está de maniobras por Valencia.
El militar desaparecido no tenía hijos de los dos matrimonios habidos; de su último destino, Afganistán y Turquía, esperaba traer a su compañera actual, Milagros Ordóñez, una niña indígena que desde los primeros días había ganado su corazón.
MÁS INFORMACIÓN
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de mayo de 2003