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Crítica:DANZA | Talent Danza

Fusiones

Es notable el serio esfuerzo de estos jóvenes artistas de danza española que quieren hacerse coreógrafos. La plantilla de 13 bailarines despliega energía y buen gusto, calidad en la danza y riqueza de matices. Buenos trajes, excelente acompañamiento musical (algo deslucido por la amplificación inclemente) y un variado grupo de bailes que propone enlazar el tango escénico con el ballet flamenco y la danza española, así puede resumirse Tango flamenco.

El resultado es un cuajado de figuras armónicas que hace razonar sobre los terrenos de contaminación estilística y de fusión. Es evidente que la coreografía contemporánea del ballet flamenco va por esos derroteros de mezclar y volver a mezclar elementos de diversa procedencia. Hasta ahora, Najarro mantiene el tipo y el tino, y, aunque hay gestos actuales, está presente la tradición como se la alimenta en las guajiras, probablemente el mejor número de la velada. Es un buen bailarín, con planta noble y destellos virtuosos, no así Pascal Gaona, frío e inexacto, sin ritmo interior. Destaca Aloña Alonso por su suavidad y su baile riguroso, y el cante lleno de encanto de Sonia Cortés. El problema acaso está en la vida interior de las coreografías, que aún necesitan revisiones y ajustes, enriquecerlas en su meollo estilístico. Tal carencia es lógica: son aún debutantes y la redacción coréutica es arte que se nutre del poso y la experiencia muy por encima de esa primera inspiración, también necesaria. De cualquier manera, merece verse y es una muestra de que las cosas pueden hacerse seria y novedosamente a la vez en la danza española.

Tango flamenco

Coreografías: Antonio Najarro y Pascal Gaona. Música: Astor Piazzolla, Carlos Pucherete, Daniel Yagüe y Fernando Egozcue. Vestuario: José Arroyo. Luces: Ginés Caballero. Grupos musicales Jarcamora y Ensamble Nuevo Tango. Teatro de Madrid. Hasta el 8 de junio.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de mayo de 2003