Unos 27.000 militares y policías franceses, suizos y alemanes han sido movilizados para controlar la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de los países del Grupo de los Ocho (G-8), que se celebrará desde el domingo al martes en la ciudad balneario de Evian, así como las concentraciones de militantes antiglobalización.
En ese marco, George W. Bush y Jacques Chirac mantendrán su primera entrevista desde el fin de la guerra de Irak, en la que Bush espera convencerse de que puede seguir contando con Francia como aliado. En unas declaraciones que publicará hoy el diario Le Figaro, el presidente de EE UU advierte de su intención de mantener "una buena conversación" con Chirac en Evian y espera de los responsables franceses que "trabajen para convencer a sus propios conciudadanos" y "mostrar que Francia está dispuesta a cooperar con los Estados Unidos".
Bush abandonará Evian en la tarde del lunes, sin esperar el final de los trabajos del G-8, para llegar cuanto antes a Oriente Próximo. "Hemos expresado a la Casa Blanca que comprendemos que el presidente Bush no pueda quedarse más tiempo", asegura la portavoz de Chirac, Catherine Colonna, con cara de sinceridad.
El despliegue de medidas de seguridad afecta esta vez no sólo a los líderes de los países del G-8, sino a los once dirigentes de economías emergentes a los que Chirac ha invitado, en una iniciativa que convierte la cumbre de este año en una pequeña ONU informal. Luiz Inácio Lula da Silva defenderá su propuesta de lanzar un plan contra el hambre en Brasil y Vicente Fox sostendrá la candidatura de México para participar de forma permanente en el G-8.
Los preparativos de seguridad discurren entre el temor de atentados terroristas y el recuerdo del manifestante muerto en Génova durante la cumbre de 2001. Baterías de misiles tierra-aire y medio centenar de aviones están listos para asegurar la defensa antiaérea, además de un dispositivo naval y de submarinistas en el lago Léman. Los responsables de la seguridad francesa han delimitado una zona 0 en torno a los hoteles donde se alojarán los jefes de Estado y de Gobierno.
Una "contra-cumbre" está prevista en Annemasse, a medio centenar de kilómetros de Evian. Desde allí saldrá el domingo la columna de manifestantes que pretende converger en la frontera franco-suiza con otra procedente de Ginebra. Jacques Nikonoff, presidente de Attac -asociación fuertemente implicada en los preparativos- propone "disolver el G-8 en el lago" y compara las expectativas levantadas por ese club de países ricos con los resultados obtenidos: "Se nos prometió la estabilidad financiera, y tenemos la crisis bursátil; el crecimiento económico, y estamos en la depresión; la reducción de la distancia entre países ricos y pobres, y esa diferencia no hace más que crecer".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de mayo de 2003