Aunque sé que para muchos es un tema menor e incluso frívolo, quiero denunciar la poda irracional e indiscriminada que el Ayuntamiento ha emprendido con los árboles, llevada a cabo por personal con toda probabilidad no cualificado.
Están eliminando las ramas laterales, que son las que proporcionan sombra y nos descongestionan del calor agobiante, condenando miles de hermosos ejemplares a un crecimiento sólo en altura. Es penoso, pero como madrileña cada vez me entran más ganas de cambiarme de ciudad, pues tengo la impresión de asistir cada día a su agonía lenta y provocada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de mayo de 2003