Al soldado Carlos Oriz García, de 19 años, una profesora del colegio Compañía de María le escribía ayer una carta recordando lo que era, un chaval estupendo y un alumno distinto. No llevaba ni un año en el ejército. Quería sacarse el carné de conducir y estudiar Electrónica y Telecomunicaciones. Huérfano de padre desde los siete años, su primera misión era un orgullo para este chaval, "noble y estupendo", en boca de familiares y amigos. Su tío se enteró de que Carlos había muerto en la madrugada del lunes. Trabaja en el aeropuerto civil de Zaragoza y hacía turno de noche.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de mayo de 2003