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Cabo Javier Gómez de la Mano | CATÁSTROFE AÉREA EN LAS FUERZAS ARMADAS

A sólo unas horas de pedir matrimonio a Esther

A sólo unas horas de pedir matrimonio a Esther

Tenía 27 años y ya llevaba cinco en misiones de paz, primero en Aviano (Italia) y después en Bosnia y Afganistán. Aprendió a querer al Ejército por su cuñado, Javier Higueras -Javier el grande-, un suboficial del Escuadrón del los F-18 de Zaragoza, para quien los soldados "no eran cosa del pasado, sino de la sociedad". No es extraño que Javier el grande tenga ahora el corazón "agarrao" por su cuñado muerto, Javier el chico, como le llamaba en casa la familia. "Me decía muchas veces: 'Con qué poco basta para vivir; con lo que aquí cuesta un litro de leche, se vive allí", recuerda con lágrimas en los ojos el brigada. El cabo Javier Gómez pertenecía a la Escuadrilla de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA) de Zaragoza y había recibido la medalla de la OTAN. Para su única hermana, Yolanda, de 36 años, era un hijo más. "Era todo bondad y ahora mi marido se siente culpable de haberle metido el Ejército en la sangre". Su novia, Esther García, de 24 años, esperaba conocer cara a cara la sorpresa que Javier le había adelantado la pasada semana por teléfono. Le iba a pedir matrimonio. El jueves, Javier fue enterrado en Trobajo del Camino (León).

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de mayo de 2003