El festival de teatro de Sitges arrancó ayer en la población costera catalana con rifirrafe político y polémica. El acto inaugural de la 34ª edición se desarrollaba con protocolaria rutina hasta que la representante del Ministerio de Cultura, la subsecretaria del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (INAEM) Cristina Santolaria, tomó la palabra y lanzó, inesperadamente, una serie de críticas al festival. "Me gustaría que se incrementara la presencia de compañías de todo el Estado español", manifestó. Y añadió: "Quisiera que hubiera más teatro de texto". Le respondió, molesto con las críticas, el alcalde de Sitges, Pere Junyent, de CiU.
Junyent, que tras el descalabro en las elecciones municipales afrontaba uno de sus últimos actos públicos, contestó con un recorrido por la historia del festival que, señaló, "empezó hace más de 30 años con un concurso de textos teatrales". Y concluyó: "Ahora Sitges se ha convertido en un laboratorio de experimentación, y en cualquier caso, la dirección del festival es la que elige lo que considera mejor".
No hubo turno de réplica en el acto inaugural para la directora del festival y también directora de teatro y dramaturga Magda Puyo, pero más tarde declaró a este diario: "Si el ministerio decide impulsar los espectáculos multidisciplinares de otras comunidades españolas y también los de texto en castellano, tal vez sea necesario exigirle que apueste económicamente por el festival de Sitges". Para Puyo, los 66.000 euros (11 millones de pesetas), no legitiman al ministerio a plantear exigencias de ningún tipo. "Quiero que quede claro que jamás me ha preocupado en qué idioma se representa un espectáculo", recalcó Puyo, que señaló que en el programa del festival hay espectáculos catalanes cuyo texto es en castellano.
Manifestación
No acabaron ahí los conflictos del festival que vio como al primero de sus espectáculos le precedía una manifestación con tambores y una pancarta en la que se leía: "Los artistas del Garraf también existen".
Luego sí empezó el festival. Lo hizo con Vermell, negre e ignorant (Rojo, negro e ignorante), un texto de Edward Bond, con dirección de Manuel Dueso que aborda con estética tenebrosa y en cierto modo surrealista el tema de la guerra. El espectáculo, interpretado por Oriol Genis, Carme González y Manel Sans, explica la historia de un hombre que nace en mitad de un bombardeo y cuyo hijo le mata en una guerra futura. Un espectáculo negro, sencillo y bien interpretado que abre con dignidad el festival. El programa, que apuesta este año por la investigación y el riesgo, se desarrolla a lo largo de 19 días y presenta 12 coproducciones.
Anoche, tras el espectáculo inaugural, se presentó Bésame mucho, del argentino Javier Daulte. La acción transcurre en una comisaria de policía para construir una comedia negra.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de mayo de 2003