El periódico italiano Corriere della Sera no salió ayer debido a una huelga de trabajadores en protesta por el polémico cambio de director. El paro fue convocado por la asamblea de trabajadores tras la dimisión, el pasado jueves, de Ferruccio De Bortoli, que estaba al frente del diario desde hacía seis años. El cese de De Bortoli se daba por hecho desde días atrás por supuestas presiones del Gobierno presidido por Silvio Berlusconi.
Desde el consejo de administración de la sociedad editora RSC, su presidente, Cesare Romiti, admitió el malestar del Gobierno por algunas coberturas informativas, pero no injerencias directas. Berlusconi negó ayer esas presiones, al igual que el ministro de Comunicaciones, Maurizio Gasparri. "La huelga de periodistas del Corriere es de naturaleza política", dijo ayer Gasparri, que reiteró que la libertad de prensa "está plenamente garantizada" en Italia.
No piensan así los dirigentes del sindicato de periodistas Federación Nacional de la Prensa que han convocado un paro en todos los medios del país el próximo viernes, a raíz de los sucedido en el Corriere della Sera. Este periódico, fundado en Milán hace 127 años, es uno de los más influyentes de Italia. Tira diariamente más de 700.000 ejemplares.
En la vanguardia de las críticas se han situado los rotativos vinculados a los partidos de la izquierda, que han aprovechado la situación para alertar sobre el poder mediático acumulado por Berlusconi, propietario de las tres principales cadenas generalistas de televisión del país.
De Bortoli fue sustituido por Stefano Folli, comentarista de política nacional y desde hace 12 años una de las firmas más relevantes del diario.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 2 de junio de 2003