El 16 de marzo, tres días antes del inicio de la guerra, George Bush, Tony Blair, José María Aznar y Jose-Manuel Durão Barroso se reunieron en las islas Azores y firmaron dos declaraciones. Una de ellas abría la puerta a la guerra.
"La negativa de Sadam Husein a cumplir las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que exigían el desarme de su capacidad nuclear, química y biológica y de sus misiles de largo alcance, ha tenido como resultado la imposición de sanciones contra Irak y ha socavado la autoridad de la ONU".
"Durante 12 años, la comunidad internacional ha intentado convencerle de que se desarmara. (...) La responsabilidad es suya".
"En tales circunstancias, asumimos la obligación solemne de ayudar al pueblo iraquí a construir un nuevo Irak, en paz consigo mismo y con sus vecinos".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 4 de junio de 2003