Cuando el 1 de julio de 1903, exactamente a las 15.16 horas, a las puertas del café Le revéil matin, a las afueras de París, 60 pioneros en bicicleta se ponen a avanzar, no sólo están dando las primeras pedaladas hacia la distante Lyón (467 kilómetros), recorriendo los primeros metros de la primera etapa de una carrera nueva llamada el Tour; están también inventando un deporte: el ciclismo. Y en el ciclismo, al principio fue el Tour, y ésta no es de las menores razones que han influido para que el jurado, presidido precisamente por Miguel Indurain, un deportista que le debe todo al Tour, haya concedido a la carrera francesa el premio Príncipe de Asturias de los Deportes 2003. En la votación del jurado el Tour recibió 19 votos, Michael Jordan, tres, y Gary Kaspárov, dos. "Al Tour le he dedicado 12 años de mi vida", declaró Indurain, ganador de cinco y premiado en 1992 (otro ganador del Tour, Lance Armstrong, lo recibió en 2000). "El Tour lo da y lo quita todo".
Premiando al Tour, el jurado del Príncipe de Asturias premia a los cientos de ciclistas que han tejido la leyenda de la carrera. Después de unas primeras ediciones llanas, a partir de 1910 el recorrido incluyó la montaña, primero los Pirineos y después los Alpes. Allí, frente a colosos inexplorados, los corredores se convirtieron en héroes, llevaron cada vez más lejos los límites de la capacidad del hombre. Fueron deportistas capaces de hazañas inauditas, que se convirtieron en mitos.
El Tour lo inventaron unos periodistas en un bistrot de París pero lo construyeron gente como Maurice Garin, el primer ganador, un deshollinador, o Eugene Christophe, que rompió la bicicleta en el Tourmalet y se pasó la noche soldando la horquilla en una fragua. El Tour está hecho de la carne, la sangre y los sueños de Fausto Coppi, el primer campionissimo y Gino Bartali, cuya victoria en 1948 contribuyó a evitar una guerra civil en Italia. Después el Tour fueron Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain, los cuatro pentacampeones. El Tour fue también la afición de millones de aficionados que llenan las cunetas al paso de la carrera, y también fue la miseria, la ruina del dopaje que a punto estuvo de matar la leyenda en 1998 y que aún amenaza su credibilidad.
El deporte español también ha engrandecido al Tour, empezando por el genial Bahamontes, que ganó el 18 de julio de 1959. En 1973 la figura trágica de Ocaña le sucedió en el palmarés, y en 1988 venció Perico Delgado, el primer ídolo de masas de la democracia.
Las quejas del COE
Pero en el Comité Olímpico Español (COE) se oyeron quejas por el día elegido para la concesión del premio Príncipe de Asturias. De hecho, la infanta Pilar de Borbón presentará una protesta formal por escrito. "Samaranch ya les pidió que cambiaran la reunión a otra fecha, pero han hecho la convocatoria sin consulta ninguna", expuso la Infanta durante la asamblea del COE celebrada ayer. La coincidencia de fechas entre ambas reuniones y la no invitación al presidente del Comité, José María Echevarría, para sumarse al jurado han provocado la polémica, aunque varios miembros del COE participaron en las deliberaciones del jurado.
Echevarría lamentó la coincidencia de fechas y reveló que, como presidente del COE, había pedido "expresamente" formar parte del jurado de los Premios, petición que no había sido atendida.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de junio de 2003