Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Reportaje:

Las estaciones de Saturno

Científicos españoles observan por primera vez la disminución de los misteriosos vientos del planeta gigante

Saturno, uno de los dos planetas gigantes del sistema solar, está muy lejos del Sol y apenas es iluminado por la estrella. Sin embargo, veloces vientos, en bandas alternadas -de este a oeste y al revés- caracterizan su atmósfera, sin que nadie sepa cómo se originan, mientras que sí se sabe que los vientos terrestres, 10 veces menores, son el fruto directo de la radiación solar, que es 100 veces mayor que la que alcanza Saturno.

La sombra de los anillos sobre el ecuador del planeta puede ser la causa de los cambios

Ahora, seis años de observaciones con el telescopio espacial Hubble han permitido al equipo dirigido por Agustín Sánchez Lavega, uno de los mejores especialistas del mundo en atmósferas planetarias, constatar espectaculares cambios en los vientos de Saturno respecto a las observaciones de las naves Voyager en 1980 y 1981. Los científicos -cuatro españoles y un estadounidense- han comprobado una gran reducción de la velocidad -de 1.700 a 1.000 kilómetros por hora- en los vientos de la zona ecuatorial del planeta gigante, mientras que los vientos de las demás zonas han resultado ser mucho más estables.

La investigación ha merecido la portada del número de hoy de la revista Nature. Es la segunda vez que Sánchez Lavega, de la Universidad del País Vasco, obtiene este honor. La primera, en 1991, informó de una gigantesca tormenta ecuatorial en el mismo planeta.

Saturno está mucho más lejos (a 1.500 millones de kilómetros) del Sol que la Tierra, pero, al igual que sucede con nuestro planeta, su eje está inclinado, por lo que tiene un ciclo estacional, sólo que mucho más largo. Un año en Saturno equivale a 30 años terrestres.

Esto explica que las observaciones actuales de los científicos constituyan un trabajo de exploración. Es la primera vez que se observa durante mucho tiempo la atmósfera del planeta gigante, la primera vez que se atisban los posibles cambios en ella ligados a las estaciones a medida que da una vuelta alrededor del Sol. "Nadie ha estudiado todavía la atmósfera de Saturno a lo largo de un año y estamos viendo ahora otra parte del ciclo estacional", explica Sánchez Lavega. "Estas observaciones ponen en cuestión los modelos, todavía muy rudimentarios, sobre el origen de los vientos en Saturno y en Júpiter".

Según una de las hipótesis, los vientos de Saturno y Júpiter, que son esferas fluidas formadas sobre todo por helio e hidrógeno, alcanzan gran profundidad y están movidos por la fuente interna de calor de los planetas, el remanente de su etapa de formación. Según otra hipótesis, es la radiación solar, aunque muy débil, la que causa los vientos, que serían muy superficiales.

"La única hipótesis que tenemos, una vez que hemos visto estos cambios, es que hay un factor olvidado hasta ahora", explica el director de la investigación. "Los característicos anillos proyectan su sombra sobre el ecuador del planeta de forma cíclica, cada 15 años, y ésa puede ser la causa de los cambios observados en su velocidad". Hay otro factor comprobado, que los vientos que se han medido ahora están más altos que los que se observaron en 1980, por los cambios en la insolación, por lo cual se podría pensar que disminuyen cuando aumenta la altitud.

Este científico español y su equipo van a seguir todavía unos meses observando con el Hubble, un telescopio tan solicitado que sólo los mejores especialistas obtienen tiempo en él, pero en diciembre terminan esta etapa. Para entonces estará ya muy cerca de Saturno la nave Cassini, que lo estudiará desde julio de 2004 durante cuatro años y de la que Sánchez Lavega espera mucho. La pena es que Cassini es una nave de la NASA (aunque a bordo va una pequeña sonda de la ESA que caerá en Titán) y los especialistas estadounidenses se guardan para sí durante un año la información de las misiones que financia su país. Por tanto, el equipo no podrá seguir estudiando la atmósfera de Saturno hasta 2005.

Sin embargo, ya están preparando el análisis de la atmósfera de Venus, mediante la participación en la misión europea Venus Express, similar a la que recientemente ha partido para Marte. "La atmósfera de Venus es un misterio", explica Sánchez Lavega. La menos misteriosa de todos los planetas es la atmósfera de Marte, que será visitado el próximo año por cuatro naves. "En Marte estamos ya con los detalles, pero creo que se va a poder conocer por fin la causa de las gigantescas tormentas de arena que afectan a todo el planeta algunos años".

Mientras llegan las observaciones, este equipo se dedicará sobre todo a los modelos de atmósferas planetarias y su extensión a los nuevos planetas extrasolares, detectados indirectamente hasta ahora. "Creo que van a resultar un zoológico inmenso, muy distintos entre sí, aunque parece que una familia, los similares a Júpiter y que están muy cerca de la estrella, sí forman una familia", explica Sánchez Lavega. "Espero que nuestros modelos puedan aportar algo sobre su dinámica". Pero la mayor preocupación de este científico es poder estabilizar la situación profesional de la gente joven de su equipo: "La política científica no es la apropiada", afirma.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de junio de 2003