Han sido muchas las lecturas que se han hecho sobre el resultado de las elecciones municipales, como también del posible pacto que iba a tener lugar entre PSOE e IU en esta comunidad. Algunas de ellas -entre las que me encuentro- han destacado que el crecimiento del PSOE ha sido menor del esperado, y la pérdida de la ciudad de Granada. Otras han satanizado el pacto PSOE e IU y algunas han distinguido entre el voto que llaman rural y el urbano.
Pues bien, a estas alturas de la semana, en las que PSOE e IU han logrado un pacto global para Andalucía, que les va a permitir gobernar en numerosos municipios, merece la pena retomar algunos de los pasos dados. Posiblemente, el más interesante sea el pacto obtenido por estas dos fuerzas. Y, posiblemente lo sea, porque por este pacto el PP intenta transmitir que su existencia confirma la radicalización del PSOE. Claro que, con estas manifestaciones, se puede estar faltando a la verdad.
Los pactos de gobierno, sean municipal, autonómico o estatal, responden a la necesidad de gobernar en función de las particularidades del momento territorial, histórico y político. Así lo hemos visto. PP y PSOE firmaron el pacto por la Justicia, y mantienen un acuerdo en el País Vasco. Un pacto, y un acuerdo, que no hacen al PSOE de derechas ni al PP de centro. Responden a necesidades de gobierno.
En Andalucía sucede tres cuartos de lo mismo. Hemos visto que con motivo del decretazo, que perjudicaba seriamente a los trabajadores en general, y a los jornaleros en particular, PSOE e IU han estado juntos. Lógicamente si en estos menesteres PSOE e IU han ido de la mano en Andalucía, pueden volver a hacerlo. De esta forma mantienen un posicionamiento común frente a la política del PP.
De ahí que el intento del PP de radicalizar al PSOE, en lugar de dulcificar a IU, no tenga sentido, salvo que lo que se quiera sea confundir para lograr, mediante este sambenito, el espacio de centro que no tiene por la política internacional y antisocial que practica.
En cuanto a las demás cuestiones que apuntaba al comienzo, entiendo que no debo seguir opinando. No ya solo por razones de espacio, sino porque habiendo votado en zona rural, puede parecer que se pretende presumir y parecer de capital, cuando uno es de pueblo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 7 de junio de 2003