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El Banco Central de Irak abre sus puertas y recupera un tesoro antiguo

El Banco Central de Irak abrió ayer sus puertas por primera vez desde que estalló la guerra el pasado 19 de marzo. Sus empleados, en buena parte mujeres, pudieron franquear la vigilancia del edificio establecida por las tropas de EE UU y ocupar durante un rato sus antiguos puestos de trabajo. Ayer sólo fue una visita porque la reentré de verdad no empezará hasta el próximo día 15, pero estaban radiantes. "Hemos cobrado el sueldo de dos meses, 400.000 dinares [unos 300 dólares], y el día 17 nos darán una extra de otros 20 dólares. Estamos muy contentas", decían unas jóvenes.

El gobernador del Banco, Falih Daud Salman, confirmó ayer otra buena noticia: la recuperación del tesoro de Nimrod, un conjunto de piezas de joyería del siglo IX antes de Cristo, que se encontraba en un sótano inundado del banco. Nimrod, población situada al sureste de Mosul, al norte de Bagdad, fue fundada en el año 1.100 antes de Cristo y llegó a ser la segunda capital del reino de Asiria. El tesoro fue descubierto a finales de los años ochenta bajo las tumbas reales de un palacio asirio y se guardó en la cámara del banco como medida de protección durante la guerra del Golfo de 1991. Con el saqueo del banco de mediados del pasado abril se temió que el tesoro hubiera desaparecido, pero investigadores norteamericanos lo hallaron hace unos días en una cámara subterránea de la entidad. Falih Daud Salman aseguró ayer que todas las piezas han sido encontradas y que los expertos estaban examinándolas por si habían sufrido daños.

El gobernador explicó asimismo que la reanudación de actividades del banco pasaba por "establecer comisiones de cooperación con las nuevas autoridades políticas del país para suavizar el problema de la inflación y programas para estabilizar la economía cuanto antes". Pese a su satisfacción, Salman reconoció que aún era muy pronto para que los iraquíes pudieran retirar sus depósitos de los otros bancos. "No hay teléfonos ni seguridad para realizar transferencias a otras entidades. No se puede solucionar la economía sin arreglar primero la seguridad", concluyó.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 8 de junio de 2003