La playa de las Arenas de Valencia fue ayer punto de encuentro de triatletas de toda la Comunidad Valenciana. Unos 400 participantes completaron una prueba que constó de 750 metros a nado, 20 kilómetros en bicicleta y cinco de carrera a pie. Entre el abanico de opciones que abraza el triatlón, una especialidad olímpica desde los Juegos de Sydney de 2000, el disputado ayer pasa por ser el más popular y accesible. Distancias cortas al alcance de cualquiera que se haya preparado un poco. Y que, obviamente, domine las tres especialidades. Es decir, que sepa nadar, montar en bicicleta y correr. Dicho así parece muy sencillo, pero: ¿usted ha probado a nadar en el mar rodeado de brazos y piernas, expuesto a codazos y alguna patada en la cara; ¿ha corrido después de pedalear un buen rato?; ¿ha experimentado la sensación de tener las piernas como maderos: rígidas y adormecidas; la sensación de desequilibrio y confusión que produce pasar de la bicicleta a la carrera a pie? Todo esto cuentan los triatletas de las transiciones, que tienen su punto canalla. No hay otra forma de superarlas, de mitigar el desconcierto que provocan en el organismo, que entrenarlas. Y esto se consigue arañándole tiempo al tiempo, como dijo más o menos el castellonense Juan Antonio Carrión, de 34 años, ganador ayer: "Aquí el truco está en sacar tiempo para entrenar y que tu novia no se mosquee".
Posiblemente ningún deporte moderno tiene el magnetismo del triatlón, una especialidad que gana adeptos a marchas forzadas en todo el mundo. Hay todo un rito en la preparación de una prueba de este tipo: elegir el atuendo apropiado: traje de neopreno si el agua está fría, culotte o bañador clásico; aplicarse vaselina para evitar las rozaduras en las axilas; poner la bicicleta a punto y disponer de todos los accesorios (casco, zapatillas de ciclismo y carrera a pie...).
El triatlón es puro espectáculo, desde los secretos de su preparación hasta la competición pura y dura. Entre bicicletas de quitar el hipo, Specialized, Cannondale o Look, de 600 a 3.000 euros la pieza; y zapatillas para correr de todos los modelos posibles, Juan Antonio Carrión jugó sus bazas, que pasaban por tomar el mando en la carrera a pie, y ganó. Algo parecido hizo Inmaculada Sánchez en categoría femenina. Ambos se impusieron al resto de participantes: 400 intrépidos deportistas con tanta pericia para nadar como para ir en bicicleta o correr. Todos fueron Mark Allen, el mítico triatleta estadounidense ganador varias veces del Ironman (hombre de hierro) de Hawai: 5 kilómetros a nado, 180 en bicicleta y un maratón (42,5 km) de postre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de junio de 2003