Fuerzas del Ejército israelí empezaron a media tarde de ayer a destruir un grupo de 15 asentamientos ilegales de colonos judíos levantados en los últimos años en Cisjordania, en cumplimiento de uno de los primeros puntos de la Hoja de Ruta, el plan gradual de paz consagrado la semana pasada en la cumbre de Áqaba (Jordania). Los líderes del movimiento colono, que agrupa a más de 200.000 personas, llamaron ayer a sus seguidores y militantes a no enfrentarse físicamente a las tropas, pero sí a adoptar una resistencia pasiva para dificultar la misión del Ejército israelí.
Anoche fueron abatidos dos palestinos cuando trataban de infiltrarse en el asentamiento de Netzarim, en Gaza. Según el Ejército israelí, los dos hombres iban armados. Esta madrugda, los hechos seguían sin confirmación palestina.
El enclave de Neve Erez, situado en lo alto de una colina cerca de la ciudad palestina de Ramala, fue el primero en ser desmantelado. Un grupo de medio centenar de soldados, con palas excavadoras y tractores, arrasó en pocos minutos un conjunto de casas prefabricadas, aparentemente deshabitadas, que el movimiento colono había levantado ilegalmente hace dos años como represalia a un ataque palestino. La operación de destrucción del asentamiento se llevó a término sin resistencia.
El Ministerio de Defensa había entregado por la mañana a los dirigentes del movimiento colono la lista de los 15 enclaves, la mayoría de ellos despoblados, acompañada de una recomendación firme de que no se enfrentaran a las tropas.
Los responsables del Ejército, que días antes habían tratado en vano de negociar con el movimiento colono la lista de los asentamientos que iban a ser desmantelados, anunciaron además que no tenían intención de advertir de antemano sobre el calendario por temor a incidentes.
Los dirigentes del movimiento colono, reunidos la noche anterior en el asentamiento de Amonah, habían acordado ya, sin embargo, no oponerse ni enfrentarse a los soldados físicamente. Pero recomendaron mantener una actitud de resistencia pasiva para hacer más difícil el trabajo de los militares. Uno de los portavoces de la organización anunció: "Por cada uno de los asentamientos destruidos, nosotros levantaremos diez". Los llamamientos al orden de los líderes de los colonos difícilmente serán seguidos por los sectores más radicales de la organización, agrupados en torno a Los Jóvenes de lo Alto de las Colinas, un grupo que siempre parece estar dispuesto a actuar con contundencia.
La decisión de Ariel Sharon de desmantelar los asentamientos fue acogida con críticas por los partidos políticos nacionalistas israelíes, incluidos algunos que cuentan con miembros en el Gobierno.
Portavoces de la Autoridad Palestina comentaron con escepticismo la operación y aseguraron que el desmantelamiento afecta a enclaves sin importancia ni valor estratégico, y suponen sólo un 10% de los asentamientos salvajes -116 en total- levantados en los tres últimos años. Éstos se suman a los otros 145, también ilegales según las leyes internacionales, que se encuentran diseminados por los territorios de Cisjordania y Gaza.
Por otra parte, el primer ministro palestino, Abu Mazen, reiteró ayer en Ramala su llamamiento a los grupos radicales para que depongan las armas y se sumen a una Intifada "no armada". Además, llamó a los líderes de las organizaciones radicales a participar en un dialogo nacional para establecer un alto el fuego y poner en práctica la Hoja de Ruta.
"Cesad la escalada [de violencia]. Tenemos necesidad de una visión realista para que el Gobierno pueda llevar a término su misión", aseguró Abu Mazen ante periodistas, tras condenar los ataques perpetrados el día anterior, en los que murieron cinco soldados israelíes y cinco activistas palestinos. A continuación anunció que someterá a la aprobación del Parlamento su mensaje de Áqaba. Dirigentes de Hamás respondieron desde Gaza que mantenían su postura de no hablar con Abu Mazen mientras no se retracte de ese discurso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de junio de 2003