Tras haber mantenido un discreto silencio durante la guerra de Estados Unidos contra Irak, Corea del Norte ha vuelto a incrementar en las últimas semanas su retórica bélica frente a Washington. Ayer el régimen comunista norcoreano aseguró que quiere desarrollar armamento nuclear para reducir las fuerzas convencionales y poder destinar de este modo parte del presupuesto militar a revitalizar su maltrecha economía.
"Si EE UU continúa amenazando a la República Democrática Popular de Corea, no nos quedará otro remedio que desarrollar un dispositivo disuasorio nuclear", dijo la agencia oficial norcoreana KCNA. "No queremos chantajear a nadie, sino reducir las armas convencionales y transferir parte de los recursos humanos y financieros al desarrollo económico y la mejora de las condiciones de vida de la gente".
La economía de Corea del Norte atraviesa grandes dificultades pese a las reformas emprendidas el año pasado. Hasta el punto de que, según algunos expertos, se encuentra al borde del derrumbe. Buena parte de sus 22 millones de habitantes se alimenta gracias a las ayudas internacionales, y la falta de combustible y recambios ha paralizado muchas industrias.
La afirmación del régimen de Kim Jong Il supone un nuevo paso, ya que hasta ahora no había señalado en público tan claramente su deseo de producir armas atómicas ni había ligado este plan a su situación económica.
Pyongyang ha repetido en muchas ocasiones que está dispuesto a abandonar el programa nuclear -que hasta ahora, según dice, sólo está destinado a la generación de energía- si EE UU le da garantías de seguridad y apoyo económico. Washington dijo en octubre pasado que Corea del Norte había reconocido haber mantenido un plan atómico secreto en contra de lo pactado en 1994, lo que Pyongyang siempre ha negado. Como consecuencia, suspendió el envío de combustible en diciembre.
La semana pasada EE UU anunció que va a desplazar hacia el sur a los soldados que ocupan la zona desmilitarizada que separa las dos Coreas desde 1953. Washington evitaría así las numerosas bajas de un hipotético ataque del Norte (Pyongyang concentra dos tercios de sus 1,2 millones de militares junto a la frontera).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de junio de 2003