Para evitar en el futuro espectáculos tan lamentables y bochornosos como el acaecido en la Asamblea de Madrid, sólo se me ocurren dos soluciones: o se cambia el sistema electoral y se implantan las listas abiertas, o se tipifican estas actuaciones como "delito de fraude electoral" con sus correspondientes penas.
Yo prefiero la primera, aunque me temo que el conjunto de los partidos políticos se inclinarían por la segunda.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 12 de junio de 2003