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El Pabellón de España despierta admiración y protestas en Venecia

Santiago Sierra exige el DNI a todo el que intenta visitar su obra

El Pabellón de España en la Bienal de Venecia, que pudo ser visitado ayer, un día antes de la inauguración, por segunda vez por la prensa acreditada, sigue siendo el centro de la polémica. A la propuesta de Santiago Sierra, dedicada a la idea de las fronteras, no se puede acceder sin un documento que acredite la nacionalidad exclusivamente española del visitante, lo que ha provocado numerosas protestas, aunque son muchos los especialistas que consideran que es una firme candidata al premio de la Bienal.

Miguel Ángel Cortés, secretario de Estado de Exteriores, y responsable último del pabellón, dijo que su misión ha sido "escoger un comisario, Rosa Martínez, y no entro ni en los criterios ni en el gusto de ese comisario, ni mucho menos en los del artista". Cortés quiso dejar claro que la instalación se refiere al tema de las fronteras y que no es una crítica expresa a la política española de inmigración.

El pabellón, situado nada más entrar a la Bienal a la izquierda, sorprende de entrada porque el nombre de España ha sido tapado por un plástico gris de los que se utilizan para las bolsas de basura.

Dos funcionarios, primero, y dos guardias, después, se encargan de ejercer el férreo control de acceso. Una vez dentro, y salvado el papeleo que demuestra la españolidad, lo que el visitante encontrará es un frágil muro de ladrillo (tanto que invita a romperlo), y las ruinas y restos de anteriores bienales, entre los que se pueden ver los nombres de Eduardo Arroyo y Andreu Alfaro tirados por los suelos.

Sierra ha dicho que su idea era jugar con el concepto de nación y frontera y mostrar el papel que España cumple "hace 10 años como guardián de la frontera Sur". Galeristas como Soledad Lorenzo, Oliva Arauna o Juana de Aizpuru califican el pabellón como el "mejor y más valiente" de la Bienal.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 14 de junio de 2003