Ernest Maragall ha demostrado a la ciudadanía qué significa para él y el PSC la palabra compromiso. Se presentaba como número cuatro en la lista de Barcelona y antes de tomar posesión de su cargo dice que se va a apoyar a su hermano. ¿No sabía hace dos meses que las elecciones al Parlament eran en otoño? Si realmente no tenía ganas de trabajar en el Ayuntamiento, lo podía haber decidido antes o al menos explicar a los ciudadanos que iban a votar que dos días antes de tomar posesión se iría por la puerta de atrás.
Los socialistas ya dieron una mala imagen cuando muchos de sus alcaldes dieron paso a sus delfines. Pero ahora se han superado. Y lo más fuerte es que todavía quieren hacer creer a la gente que lo que ha hecho Ernest Maragall es lo más normal del mundo. Una manera muy particular de entender la política.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 15 de junio de 2003